Operación FBI: el secuestro del corset de un millón de cristales

Operación FBI: el secuestro del corset de un millón de cristales

Hay días caóticos… y después está el día en que un corsé artesanal, bordado con más cristales que la bóveda de Swarovski, desapareció en manos de una moto envío. Ya se imaginaran de que APP hablamos... que, por supuesto, no nos patrocinan.

Todo comenzó con una misión sencilla: devolver el corsé al taller después de un retoque. Pero en el mundo de la moda, nada se devuelve sin un poco de drama.

Mientras el equipo estaba en plena expedición de exploración —una especie de Indiana Jones versión fashion, pero en busca de utilería en vez de tesoros arqueológicos— , el corsé emprendía su viaje de regreso al atelier. O eso creíamos.

El plan parecía infalible: la moto envio llegaría, entregaría el paquete, y todos podríamos seguir con nuestras vidas como si no tuviéramos un calendario apretado y ojeras de 3 días. Pero entonces: el mensaje maldito.

“Viaje finalizado.”

¿Finalizado dónde? Nadie en el atelier lo había recibido. ¿Había sido víctima de un secuestro express? ¿Estaba camino al mercado negro de prendas icónicas? ¿Lo llevaba puesto el conductor mientras tomaba mate en su casa?

En cuestión de minutos, el atelier mutó en un cuartel del FBI. Se rastrearon datos, se investigó la identidad del conductor, se contactó a una fuente dentro de la policía. En pocas horas, ya teníamos su dirección y un plan de acción. Si el corsé no aparecía, no quedaba otra que organizar un escuadrón de rescate y presentarse en su casa como en una escena de Mini Espías 2 , pero versión alta costura : gafas con strass, walkie talkies, una distracción con un vestido de plumas y un dron con forma de taco aguja.

Pero justo cuando la tensión alcanzaba el nivel final de novela de las 21h , llegamos a su casa… y ahí estaba él. El director. Con el corsé en la mano.

Su excusa: “Me dio fiaca esperar”.

Si. Fiaca. En su escala de prioridades, un corsé de lujo podía convivir con las facturas del desayuno y el perro del vecino ladrando.

¿Fue un intento de robo con arrepentimiento? ¿Un experimento sociológico? ¿O simplemente el recordatorio de que hay personas que no comprenden la urgencia detrás de una prenda?

Lo único cierto es que, en la moda, perder un corsé puede ser más dramático que la final de Project Runway .

Moraleja: Seguí tus envíos, desconfiá del “viaje finalizado” y nunca subestimes el caos que puede desatar una prenda con brillos.

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La próxima le secuestramos el hámster

Kawasaki

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