
EXPRESIONARTE O EXORCIZARTE: EMERGENCIA FASHIONISTA SIN ANESTESIA
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Atención, amantes del drama textil y la moda con historia: hoy venimos con un chisme jugoso. Como saben, en el mundillo de la moda, hay días donde todo parece fluir (rara vez)... y otros donde el caos se viste de gala. Y el show de Expresionarte no fue la excepción. Aunque lo que sucedió ese día fue otra cosa. Fue un exorcismo fashionista . Una invocación al drama.
La escena: un sequito de productores, modelos, estilistas y maquilladores corriendo por los pasillos. 60 vestidos. 60 cuerpos. 60 almas nerviosas respirando al ritmo de los últimos retoques.
Pero mientras todos luchaban contra el reloj, Jorge Rey, clavó la mirada en un vestido. Eso. Un vestido que, para el ojo clínico y letal de él , simplemente no estaba a la altura del espectáculo . Y frase por lo alto: "No tiene alma todavía".
Y ahí, amigxs, empezó el verdadero show.
Mientras el público se sentaba, en las pantallas se transmitía en vivo casi todo lo que sucedía en el backstage, sin develar tanto. La pasarela ya ardía bajo los reflectores y, de repente, Jorge clavó los ojos en esa falda como quien detecta una traición. El vestido —una obra que simulaba la anatomía interna del cuerpo humano, con bordados en tonos carne y rojo que abrazaban el busto y la cadera como un mapa visceral— tenía un problema: la falda no decía nada . No gritaba, no latía.
Lo que pasó después fue un acto de posesión estética. Algo lo invadió. Una furia creativa. Un impulso en trance. Agarró una tijera —sí, literal— y empezó a mutilar la falda mientras el desfile ya había comenzado .
Un silencio abismal recorrió el backstage. Nadie se atrevía a detenerlo. Nadie quería ser la víctima siguiente. “Le faltaba dramatismo”, murmuró, mientras los pedazos de tela caían al piso como si fuera piel.
La modelo —lista para salir en segundos— fue testigo de cómo su mirada se transformaba en una versión más cruda, más sexy, más peligrosa. El cuerpo ya estaba desnudo y bordado, pero ahora, con la falda cortada brutalmente, el look final gritaba . Era cuerpo, era tripa, era emoción. Y aquí van las pruebas:
Cuando finalmente pisó la pasarela, el público no entendía qué lo sacudía tanto. Nadie sabía lo que acababa de pasar entre bambalinas. Pero ahí estaba: un momento de moda inmortalizado por el vértigo, la locura y esa chispa que solo Jorge sabe canalizar.
Porque si hay algo claro en este universo es que:
cuando Jorge Rey siente que algo no vibra... lo corta sin piedad
Contiene en los comentarios:
¿Alguna vez viviste un momento así de caótico en una producción o desfile? ¡Queremos saber!
¿Qué opinas de cortar un diseño literalmente minutos antes de salir a pasarela?
¿Estás del lado del dramatismo o prefieres la prolijidad?
Y lo más importante... ¿vos te animarías a salir con un look recién mutilado?