
CARAS, CARISIMXS!
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Desde temprano, el backstage ardía.
Vestidos que no cerraban, asistentes corriendo con agujas en la boca, un cierre que —a solo 10 minutos de la primera pasada— decidió romperse como si tuviera vida propia.
Aunque queramos jugar a ser #TeamCierre, lo clásico de los botones nunca nos fallan.
Lo operamos como si fuera un cuerpo humano: puntadas quirúrgicas, respiración contenida y cero margen de error.
Y si pensás que eso fue todo...
Entre tanta prenda volumétrica y cristales, nos olvidamos la parte superior de uno de los vestidos más icónicos en el atelier: un top de hombreras mega puntiagudas, tan puntiagudas que podrían pinchar el corazón de tu ex con solo mirarlo.
Se necesitó una moto, 20 minutos de tráfico porteño y un asistente para lograr que el top llegará a tiempo. ¿La buena noticia? Lo logró. ¿La mejor? Nadie lo notó. Hasta ahora.
Ya sobre el final, cuando se organizaba la pasada final con todos los diseñadores y modelos... Jorge e Ingrid estaban en otra. Literalmente.
Charlando, riéndose en un sofá del back como dos adolescentes en hora libre.
¿El tema? Chongxs. Obvio. Cero noción del tiempo. Cero estrés.
Cuando se dieron cuenta, ya era tarde.
Los demás ya desfilaban. Así que se colaron como pudieron, entre diseños ajenos, modelos confundidas y pasadas que no eran las suyas. Desde el público fue divertido…
Pero se sentían ciertas miradas que cortaban más que una tijera de modista recién afilada.
Cuando llegó el momento de la foto final, Jorge e Ingrid terminaron en el centro de la imagen, brillando como siempre.
¿Y hubo tapa de revista? Por supuesto.
Solo queda esperar…
¿hubo dress code y no nos enteramos? ¿Que paso?
Eso ya es otro cuento.